CHVRCHES – Every Open Eye (Universal)
Dejándose llevar por el signo de los tiempos, CHVRCHES decidieron quemar todas sus balas antes de publicar su debut, el notable The Bones Of What You Believe (13), de manera que el efecto sorpresa quedó totalmente aniquilado. Además de eso, el material inédito no llegó a la altura de tremendos hits como «The Mother We Share», «We Sink», «Gun» o «Recover», todavía cimas de su producción.
Asentados y con una buena legión de seguidores que encuentran en ellos una opción que se aleja del prototipo británico con un sonido más plural y accesible para todos los espectros, la inercia de este segundo trabajo ha sido completamente diferente, algo por otra parte lógico puesto que ya no tienen tanto que demostrar.
Lo primero que llama la atención de este Every Open Eye (15) es lo sólido que suena, sin bajadas de intensidad, y lo fácil que es a estas alturas reconocer su sonido. Apenas unos segundos y ya sabes que son ellos, algo que es de admirar para una banda joven como ésta. Si eso fuera poco, Lauren Mayberry canta como nunca y las nuevas composiciones se ajustan como un guante a su tono dulce y quebradizo, vulnerable y al mismo tiempo sugerente y adictivo.
«Never Ending Circles» y «Leave A Trace» abren con firmeza y contundencia, no en vano son dos de las mejores del lote. La primera con su mantra y sus voces dobladas que dan paso a un desarrollo marca de la casa explotando en un estribillo ganador. La segunda puede ser el sencillo más rotundo de todo el disco, una de esas canciones que se clavan con fuerza en la retina y que debería sumarse a su creciente reserva de singles con los que conquistar las listas. Es éste un inicio rotundo tras el cual no hay respiro que valga, sucediéndose momentos que explotan las diferentes facetas del trío, desde la canción pop directa como pocos saben hacer hoy en día («Keep You On My Side», el himno «Clearest Blue» con guiño al «Just Can’t Get Enough» de Depeche Mode incluído, o las inferiores pero todavía dignas «Bury It», «Make Them Gold» y «Empty Threat») a los momentos donde deciden soltar el pie del acelerador y apostar por desarrollos más evocadores, como en «Never Ending Circles. También hay espacio para experimentos de los que salen airosos, como «High Enough To Carry You Over» con Martin Doherty como invitado que les aleja de su zona de confort y sorprende por su alma funk en un tema que bien podría firmar Twin Shadow. Nubes y claros pues si bien podríamos decir que se trata de un álbum más equilibrado que el primero, también es cierto que sus momentos álgidos no tienen la misma pegada.
A estas alturas, los escoceses son una máquina pop pluscuamperfecta con potencial para llenar recintos cada vez mayores y conseguir que la gente alce sus manos al viento al son de sus himnos de marcado tono naive y despreocupado, no pudiéndoles negar que en ese terreno hay pocos que les puedan toser actualmente. Es pop comercial bien hecho, para entendernos.
No encontrarás aquí un «The Mother We Share» y puede ser que se te atraganten las baladas por sobredosis de azúcar (especialmente la final «Afterglow»), pero tras lo aquí entregado sólo se vislumbran días de oro y rosas para una formación destinada a seguir creciendo.